«No me veo capaz, me da miedo perder…», «y si no lo consigo…», ¿te recuerdan a algo estos pensamientos? Todos los hemos tenido y los seguimos teniendo, aparecen de manera inesperada, sin llamar a la puerta e interrumpen todo lo que estabas haciendo. Si querid@s, esto es el miedo. A veces no lo logramos identificar porque se enmascara en inseguridad o dudas, pero es él, en toda su esencia. Pero no seamos tan extremistas, sin él no podríamos vivir plenamente. Nos avisa de posibles peligros y amenazas. En este post vamos a aprender junt@s a querer a tu miedo y a convivir con él. Veremos qué es , cómo identificarlo y cómo lograr gestionarlo.
¿Qué es el miedo?
Es una emoción que se caracteriza por una sensación desagradable provocada por la percepción de un peligro (real o supuesto; pasado, presente o futuro). Es una emoción primaria presente en los animales que evoca una amenaza o riesgo importante a la integridad física. Te estarás preguntando, ¿integridad física? pero si a día de hoy ya no nos persiguen osos o leones, ¿qué amenaza a nuestra integridad física? Ahí está el núcleo de la cuestión, la manera en que percibes tu entorno es esencial para saber si lo ves como una amenaza o no.
Su función es la de protegerte y advertirte de la presencia de una amenaza para que puedas huir. No obstante, en ocasiones nos paraliza y nos deja sin campo de actuación. Es más, es engañoso, ya que cuando evitas la fuente de miedo sientes un alivio instantáneo pero a largo plazo te sientes con menos recursos, lo cual aumenta tu sentimiento de inseguridad. De esta manera el miedo aumenta yendo de la mano de la inseguridad. ¡Vaya combo! Para evitar que el miedo lleve las riendas de tu vida vamos a ver cómo puedes vivir con esta emoción y dejar de evitarla y enmascararla.
Convierte al miedo en tu amigo, NO tu enemigo
En primer lugar, quiero destacar y decir bien alto que: CUANTO MÁS EVITES TUS MIEDOS, MÁS VAN A CRECER. ¿Cuál es la opción? Hacer un buen uso y reconciliarte con él. Ya que el problema no es el propio miedo sino la difícil gestión del mismo . Así que empecemos, ¿por dónde? por la identificación de las emociones y los síntomas derivados .
Emociones derivadas del miedo
¿Recuerdas la última vez que sentiste temor? Tu corazón bombea más rápido, te sudan las manos, tiemblas, tu voz se altera y te cuesta encontrar las palabras.
Cada una de las situaciones en las que has tenido miedo tienen algo en común, te sientes ansioso/a y esto lo queremos evitar a toda costa. ¿Cuál es tu respuesta ante esto? Decirte a ti mismo/a: tranquilo/a, no pasa nada. Pero inmediatamente te sientes cada vez peor. Tras esta mala gestión del miedo, tratando de contenerlo, en un futuro lo evitaremos. Entramos en un bucle peligroso en el que cada vez el miedo es más grande y tiendes a evitarlo más y más. En conclusión, de un granito de arena conseguimos construir una montaña.
¿Cómo salir de este círculo vicioso? Dejando de evitarlo y afróntalo, permite que salga y encuentra tus propias herramientas para vivir y gestionarlo.
¿Cómo gestionarlo?
- No te mientas, no pelees con tu miedo. Es normal sentir miedo y NO estar tranquilo/a en ese momento, eso no te hace ser peor persona.
- No te creas los argumentos que alimentan tu miedo: por ejemplo, si te da miedo hablar con tu superior sobre un asunto que te preocupa te pueden venir a la cabeza pensamientos como: «no me va a hacer caso y además le voy a hacer enfadar», «no vale la pena, me lo merezco».
- Identifica la causa de tu emoción. Te está dando una información valiosa sobre el «peligro» que percibes.
- Permítete sentir, deja que se exprese. De esta manera lo afrontas y la ansiedad empezará a bajar.
- Busca tus propios recursos (la respiración profunda, la relajación muscular, si te interesa saber más lee este post…) para afrontar el miedo. Al vivir la emoción, aparecen nuevos aprendizajes que serán personalizados, serán TUYOS.
El miedo NO es nuestro enemigo, es nuestro mayor aliado. Nos protege de grandes peligros y nos hace entender mejor nuestra manera de actuar en el mundo. Préstale atención, te da informaciones muy valiosas, y sobre todo, no olvides dejarle su espacio para que se exprese libremente. Al principio, te puede paralizar el tener que afrontar esas sensaciones de miedo pero poco a poco conforme te expongas verás como disminuye su intensidad e irás aprendiendo estrategias para vivir con el miedo. Todos tenemos miedo, normalicemos el sentir más y mejor. Esta reflexión es digna de una frase de Nelson Mandela que resume la esencia del mensaje que quiero que os llegue: «No es valiente quien no tiene miedo, sino quien sabe conquistarlo«.
Agradecimientos: gracias de nuevo Alfonso Casas por tus maravillosas imágenes que siempre logran captar mis pensamientos. Tu imagen refleja cómo afrontar el miedo es la mejor manera de gestionarlo, ¡Qué paradójico!, ¿verdad?