¿Eres incapaz de estar en la cola del supermercado sin mirar el móvil? ¿Los atascos te sacan de tus casillas? Parece que la espera es tu asignatura pendiente y la paciencia una herramienta ausente en tu cotidianidad. Tengo buenas noticias, puedes cultivarla y mejorar tus días. En este artículo veremos los inconvenientes de ser impaciente y qué hacer para empezar a ejercitar la paciencia. Ex-impaciente, a partir de hoy, la espera será tu mejor aliada.
Inconvenientes de ser impaciente
Ser impaciente es muy común en nuestra sociedad supersónica, en la cual hay que tener las tareas para YA y el último modelo de iPhone. Y pensarás… pero, Andrea, a veces tengo motivos para estarlo, ¿qué hago? Sí, tienes razón, a veces puedes tener razones necesarias que lo justifiquen y puede ser un motor para ponerte manos a la obra. No obstante, cuando se convierte en costumbre…te hace menos resolutivo y menos productivo. Además, incide en tu salud. ¿Cómo?
- Hipertensión.
- Ansiedad.
- Estrés.
- Insomnio.
- Conflictos con la pareja, hijos, etc.
- Menor satisfacción con la vida.
Parece que no es muy beneficioso ser impaciente… ¿quieres ver cómo empezar el viaje hacia la paciencia?
Quiero cultivar mi paciencia, ¿qué hago?
Cuando eres impaciente, quieres tener las cosas ya y tenerlas resueltas en cuestión de minutos, no obstante, a lo largo de este artículo quiero que lo pongas en pausa y te centres en el AHORA. Repite conmigo: ahora estoy leyendo este artículo, presto atención al lugar en el que estoy sentado y a mi respiración.
Ahora ya estás listo para empezar el proceso:
1.Define lo que es para ti la paciencia: genera tu propia definición y plantéate en qué ámbitos necesitas ser más paciente y qué hace que pienses que eres impaciente.
2. Planifica un mapa de ruta: aquí vas a definir tus objetivos, las herramientas que tienes, lo que necesitas, cómo lo vas a hacer y cuándo. De esta manera evitas que la frustración se apodere de ti.
3. Identifica tus limitaciones: es importante conocer qué herramientas posees y cuales no para saber desde dónde partes. La línea de salida es diferente para cada persona.
4. Sé consciente de tus propios ritmos: cada persona necesita unas cosas distintas, no esperes poder imitar lo qué hizo tu amiga o tu familiar para cultivar su paciencia. Cada persona es un mundo.
5. Escúchate: para poder ser paciente con los demás hay que empezar con uno mismo. Presta atención a lo que te dices y cómo te lo dices.
6. Práctica técnicas de respiración: para empezar a ser paciente hay que ser consciente del ahora. La meditación y deportes como el yoga te ayudan a fortalecer tu mente y tu cuerpo mediante la realización de una actividad centrada en el momento presente.
La paciencia es un paso hacia la sabiduría, por tanto, es un viaje para toda la vida. No tengas prisa, disfruta de los pequeños momentos y aprende de las historias que te depara la vida. La paciencia NO es pasividad, es aprender a vivir fluyendo.
La paciencia no es simplemente la capacidad de esperar, es cómo nos comportamos mientras esperamos, Joyce Meyer.
Andrea Martínez Pellicer