Los conectomas, la revolución de las neurociencias

El siglo XXI se ha caracterizado por ser la era de la genómica. Cabe recalcar que el genoma es la secuencia de ADN, que resulta ser diferente en cada individuo es por ello que los unos tenemos los ojos marrones y los otros los tienen verdes o azules. No obstante, todo esto no es tan superficial. Se les está otorgando demasiada importancia a los genes. Es más, en varios titulares observamos como se nos informa de que los genes pueden provocar numerosas enfermedades,modular nuestra personalidad… Y ahora os pregunto a vosotros, ¿creéis que sólo somos genes? ¿Los genes determinan nuestro destino?

Como lo dijo Sebastian Seung,un neurocientífico computacional: «Me gustaría pensar que soy más que mis genes. ¿Y quién soy? Yo soy mi conectoma» El presente artículo, irá dirigido entorno a este tema.

Su objetivo es lograr un mapeo de ciertas partes del cerebro para obtener datos sobre la organización de sus conexiones estructurales y la conformación de dinámicas funcionales. Es conveniente recalcar que nuestro conectoma es muy complejo, ya que nuestro cerebro lo es. Tenemos mil millones de neuronas con sus respectivas conexiones. Todo esto como bien supondréis, revela mucha información, pero ¿qué tipo de información?

Varias teorías del siglo XIX postuladas por neurocientíficos han especualdo que quizá los recuerdos estén alamacenados en conexiones interneuronales. Y que posiblemente ciertos aspectos de tu identidad estén codificados en estas conexiones. A día de hoy, a cobrado mucha importancia el hecho de realizar el conectoma de nuestro cerebro, pero necesitamos tecnología sofisticada y automatizada para poder llevarlo a cabo en un tiempo razonable.Afortunadamente, vivimos en un siglo en el que los avances tecnológicos están en auge, por lo que los neurocientíficos están mostrándose optimistas y piensan que algún día alguna Inteligencia Artificial captará todas las imágenes y las analizará sin supervisión humana. Con el fin de sintetizarlas en un conectoma.

Todo esto no se limita a una mera cuestión con fines experimentales, es más, nos permitiría explicar o corroborar numerosas investigaciones como por ejemplo mostrar que a medida que envejecemos nuestra personalidad cambia y nuestro conectoma también. Pero, ¿qué cambia?

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Se pueden perder o ganar ramificaciones, se pueden crear o eliminar sinápsis y  las sinápsis se pueden hacer más largas o disminuir su tamaño. Y, ¿qué provocan estos cambios? Pueden modificar nuestras conexiones. Por tanto, si la actividad neuronal codifica el pensamiento, sentimientos, percepciones, nuestras experiencias mentales…quiere decir que se pueden modificar todos estos adpectos. Por ello, un cambio en nuestro conectoma tiene consecuencias cognitivas en los individuos. Esto nos lleva a pensar que nuestras experiencias pueden cambiar nuestro conectoma. Esto es un claro ejemplo de la confluencias entre nature VS nurture (naturaleza VS crianza).

La actividad neuronal cambia constantemente, es más como hemos dicho anteriormente, esta puede cambiar al conectoma ya que es la base física de los pensamientos. Por ello podemos hablar de un torrente de conciencia en el seno de la actividad neuronal.

S. Seung  se planteó una pregunta que resulta muy interesante e innovadora en el campo de las neurociencias, ¿cómo contrastar la hipótesis de «soy mi conectoma?

Si tuviesemos las tecnologías necesarias y basándonos en una teoría del siglo XIX, en la que se postulaba que los recuerdos son almacenados como cadenas de conexiones sinápticas en el cerebro, la manera más correcta de comprobar esto sería buscar estas cadenas de conexiones en el conectoma. Esto resultaría impresionante, ya que si se consigue, se podría predecir un patrón de actividad neuronal que se reproduce en el cerebro en  la recuperación de la memoria. Si esto funcionase, sería el primer ejemplo de lectura de memoria de un conectoma.

Que espectacular sería lograrlo. Podríamos adentrarnos en el conectoma de los individuos y conocer los conectomas de personas que padecen enfermedades neurológicas como el Alzheimer o el Parkinson entre muchas otras más. Además, podríamos desarmar y reconstruir nuestros propios cerebros, nos empezaríamos a conocer mejor. Adentrémonos en la galaxía de nuestra mente, conozcamos la conformación de todas nuestras estrellas. Este viaje de auto-descubrimiento no se restringe a los científicos, involucra a todas las personas. Empecemos nuestro viaje, poco a poco lo conseguiremos.

 

Referencias:

  • Seung, S [TEDGlobal 2010]. (Julio 2010). Im my conectome [Archivo de vídeo]. Recuperado de https://www.ted.com/talks/sebastian_seung

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